Cápsula diaria de 30 segundos

domingo, octubre 17, 2004

Las bondades...

...del café.

Hace años me parecía raro ver en una película a alguien agarrado a una taza de café como si fuera su tabla de salvación. Pero eso era hace tiempo.

Ahora soy yo el que protagoniza la escena. Pero no ese café que te tomas antes de ir a trabajar o a la facultad. No es ese porque la gente no suele tener mucho tiempo para tomárselo. La cama vence al desayuno en ganar esos minutos extras de descanso. Y es una pena. Seguro que si nos diéramos más tiempo para ese café disfrutaríamos más el día. Los lunes serían menos lunes.

Pero el café que realmente se disfruta es el que te tomas los días que no tienes nada que hacer al levantarte. A mí me encanta comprar tazas. Y eso hace que se unan las dos manías. Te levantas. Te duchas (tema para otra entrada en el blog). Y te tomas el café. Pero generalmente el escenario cambia, ya que no lo haces en la mesa de la cocina donde sueles desayunar. No. Te sientas en el sillón, ya despejado gracias a la ducha. Con ropa cómoda. Pensando en lo que vás a hacer el resto de día. Y entonces abrazas con las manos la taza de café. Y el calorcito te invade. Una taza reconforta y aporta cierto grado de felicidad. Supongo que es lo que se llama "disfrutar de las cosas sencillas". Y eso hago cada vez más.

Lo que nunca he hehco es comprar cafés raros. Cosa que sí he ehcho con el té. Pero debería empezar a buscar una buena tienda de cafés. Va a la larga lista de cosas que hacer.